miércoles, 25 de junio de 2014

Reseña: Luces de Bohemia



Valle-Inclán publica en 1924 una obra esperpética llamada Luces de Bohemia, la cual trata sobre la vida literaria en la sociedad española desde una experiencia trágica.




Toda la acción transcurre en Madrid y el tiempo es real.

Esta experiencia trágica viene de la mano del protagonista de la obra, Máx Estrella, un viejo poeta que por causa de un accidente hacía un año que se había quedado ciego. Don Latino, su intendente, había hecho un mal trato con Zaratustra al haber vendido una novela por menos dinero del esperado y, por consiguiente, Max decide ir a solucionarlo. Sin éxito, terminan ambos en la taberna que suelen frecuentar emborrachándose, mientras que mantienen un dialogo con El Rey de Portugal y la Pisa-Bien, la cual se va con un número de lotería. Luego, la policía detiene al poeta ciego por haber estado creando escándalo junto a unos jóvenes modernistas revolucionarios, terminando en la cárcel donde pasa toda la noche. Consigue salir gracias a la intervención de un redactor del periódico "El Popular". A continuación, se reúne en un café con Don Latino y Rubén Darío, a los que invita a cenar. De camino a su casa, Max tiene una visión de la muerte y a la mañana siguiente es encontrado muerto por unas vecinas. Aunque algunos piensan que no está muerto realmente, la obra concluye con el entierro de Max y cómo Don Latino se emborracha en una taberna.


La obra tiene por tema la crítica que hace Valle de una sociedad, la española, en la que no hay lugar para el genio ni el trabajador. Sólo puede prosperar en esta sociedad la canalla y la infamia. Valle pone de manifiesto la decadencia de España y los españoles, que vistos desde fuera son un esperpento.

Valle caricaturiza, se ríe de sus personajes, zarandeándolos como marionetas. No hace ningún estudio psicológico. Todo sus personajes llevan una máscara, detrás de la cual se esconde el propio autor.







Max Estrella es un poeta frustrado que se ha quedado ciego, el cual no tiene mucho éxito con su obra. Es el único personaje que, aun siendo ciego, ve la realidad, una realidad que expresa definiendo el esperpento.
Su esposa y su hija no comprenden cómo Max pueda seguir con su obra al ver que no está obteniendo beneficios y, por ello, están malviviendo. Son más realistas que el propio poeta.
Don Latino es un asiduo acompañante de Max. Se aprovecha de su generosidad, pero al final de la obra es el único que ha comprendido que el mundo es una farsa, un esperpento.
Aparecen personajes de la clase baja madrileña, todos ellos caricaturizados, deformados, con el fin de poner de manifiesto el mal, lo absurdo de España, sus costumbres y sus personas.


Bibliografía:

Lectura de Luces de bohemia, Valle-Inclán.







Los niños del franquismo en el Teatro español



La obra de Laila Ripoll reflexiona sobre lo que ocurrió y se negaron a contarnos durante la posguerra española. 




El encierro al que se ven sometidos estos niños huérfanos en ese desván, sitio escogido para denuciar la violencia sobre los más débiles, provoca la reflexión sobre lo que ocurrió en la España de la posguerra, sumisa en la represión y el hambre, en el poder y la violencia, renegadora de las jóvenes generaciones, de las entidades arropadas por la mitad de la población española, la necesidad de cumplir el deber moral de identificar y enterrar a los muertos 


En el ámbito teatral, se utilizan los mismo discursos que en la obra narrativa pero el resultado no es el mismo: los actores expresan la situación trágica, que se aborda en la obra acerca de los menores, a través de sus movimientos, sus formas de expresión... ; mientras que e
n lo que respecta a la Narrativa, hay que apreciar la importancia del discurso historiográfico para ayudar a la interpretación de la situación en la que estos niños despojados de cariño y bienes se encuentran.



Con este recurso la dramaturgia intenta traer al presente 
del espectador a los desaparecidos, a los perdidos en las fosas y en los orfanatos.

Estos niños, que no poseen ningún juguete con el que poder distraer su mente de la situación trágica que están viviendo, juegan a disfrazarse y a los trenes. Pero el esparcimiento de las locomotoras y vagones, si bien comienza como una inocente propuesta, acaba siendo el recuerdo 
de la pérdida. Los trenes han dejado de evocar aventuras y viajes, ahora son el espacio de la prisión, un desfile de inmolados que van o vienen de los campos de exterminio:

CUCA ¿Y si jugamos a los trenes, que es muy emocionante? […]

LÁZARO […] ¡Atención, atención, el destacamento hospicio al tren! 

Chaca chaca cham piiii, piiii. […]

CUCA ¡Tengo sed!, ¡quiero agua! 

LÁZARO ¡Atención, atención: No hay más agua ni más sardinas hasta
llegar a Madrid! Chaca chaca chaca.

CUCA [… Y pasaban los días y las noches. Y dos sardinas con un
vaso de agua. Hacía mucho frío. Olalla se murió y olía muy mal. Luego
se murió Antón, entonces olía peor. Nos arrimábamos a una ventanita
que había, muy alta, muy alta, para poder respirar. […] Gritamos tanto
que no se podía dormir ni nada de nada. Luego, al cabo de unos
días, ya gritábamos menos. […] Y pasaban los días y no llegábamos
a ninguna parte. […] Entonces abrió la puerta un guardia civil y dijo
«¡Qué mal huele!», y dijimos: «Es que se han muerto unos niños». 


Lo cotidiano de los juegos se ve alterado por lo siniestro de una
situación imposible que terminó volviéndose tristemente normal.
Lo que más puede trascender ante los espectadores es el carácter
familiar con que se cuentan los hechos, la teatralización de los
sucesos que están en el bagaje histórico, aquello que se sabe
por los testimonios de los sobrevivientes. 



Los niños perdidos son personajes sin vida. Cuando el espectador
descubre sus muertes, esos juegos que eternizaban, funestos por
la ferocidad y por la virulencia naturalizada, pasan a convertirse en
doblemente siniestros; ahora son cuerpos ausentes, desaparecidos
en el fragor de una guerra que lo cubre todo. Los niños interactúan
hasta el final de la obra con Tuso, y aunque viven en su imaginación
también asisten a la visión de los espectadores, todos son obligados
a reconocer la fatalidad: los niños han sido asesinados. La Sor
empujó a Cuca por la ventana, Lázaro y Marqués fueron golpeados
hasta que se desangraron, y Tuso, el único sobreviviente, fue quien 
se vengó de la monja:



TUSO ¡Y yo no quería! 
¡Pero cuando vi que empujaba al crío por la 
ventana y que se liaba a palos con vosotros 
con esa saña…! ¡Me entró 
un coraje…! ¡Así que até una 
cuerda de lado a lado de la escalera y 
esperé a que bajara! ¡Y cuando 
llegó a mi altura… la empujé! ¡No se cayó sola, 
la tiré yo! […] Luego vi que ya no respiraba,
 así que escondí la cuerda y fui a quitarle las 
llaves para sacaros de aquí […] No me dejaron ni 
acercarme […] Y yo seguí todo el rato 
«Que hay dos niños, que hay dos niños» pero
 nadie me hacía caso. Pa mí que sabían con el pastel 

Con la escenificación de el juego de roles representado en el siguiente fragmento, Ripoll logra dos
objetivos: primero, informar al público de los hechos y los nombres históricos vinculados a las expropiaciones. Segundo, un golpe de efecto en los espectadores, ya que la presentación de los
personajes del régimen se hace más terrible cuando es trasmitida por los niños, cuando de sus voces salen las mismas sentencias que los condenaron.


LÁZARO ¿Quién sois? 

TODOS ¡La organización juvenil!

LÁZARO ¿Qué queréis?

TODOS ¡La España una, grande y libre!

LÁZARO ¿Qué os sostiene?

TODOS ¡La sangre de nuestros caídos!

LÁZARO ¿Quién os guía?

TODOS El caudillo

LÁZARO ¿Qué os mueve?

TODOS ¡El recuerdo de José Antonio!

LÁZARO ¿cuál es vuestra disciplina?

TODOS ¡La Falange!

LÁZARO ¿Cuál es vuestra consigna?

TODOS Por el Imperio hacia Dios 

LÁZARO ¿Cuál es vuestro grito?

TODOS ¡Arriba España! ¡Viva Franco! ¡Bien! ¡Bien!



Bibliografía:

El Teatro español sobre apropiación de menores. La puesta en escena como espacio de identidad y memoria.





Vida y obra de Juan Mayorga



Juan Mayorga nació en Madrid en 1965. Licenciado en Matemáticas y doctor en Filosofía.





Además de La paz perpetua ha escrito muchísimos textos teatrales citados a continuación:




Siete hombres buenos, Más cenizas, El traductor de Blumemberg, El sueño de Ginebra, El jardín quemado, Cartas de amor a Stalin, El Gordo y el Flaco, Himmelweg, Animales nocturnos, Palabra de perro, Últimas palabras de Copito de Nieve, Hamelin, El chico de la última fila, Fedra, la tortuga de Darwin y La Lengua en pedazos.





Sus piezas breves han sido recogidas en el volumen Teatro para minutos:

Concierto fatal de la viuda Kolakowski, El hombre de oro, La mala imagen (1997), Legión, El Guardián, La piel (2001), Amarillo (2000), El Crack, La mujer de mi vida, BRGS (1999), La mano izquierda, Una carta de Sarajevo, Encuentro en Salamanca, El buen vecino, Candidatos, Inocencia, Justicia, Manifiesto Comunista, Sentido de calle, El espíritu de Cernuda, La biblioteca del diablo, Tres anillos, Mujeres en la cornisa, Método Le Brun para la felicidad, Departamento de Justicia, JK, La mujer de los ojos tristes, Las películas del invierno y 581 mapas (2010).



Podemos distinguir entre su teatro de tesis, sus comedias, sus obras poéticas y sus piezas breves.

Su primera obra, Siete hombres buenos, accésit del premio Marqués de Bradomín, publicada en el volumen Marqués de Bradomín 1989 (1990), la escribe con 24 años y aún no ha sido estrenada. Desde entonces, su dedicación al teatro ha sido creciente y sus obras se cuentan con una o dos por año.


Entre otros ha obtenido los premios Nacional de Teatro (2007), Valle-Inclán (2009), Ceres (2013), La Barraca (2013), Nacional de Literatura Dramática (2013) y Max al mejor autor (2006, 2008 y 2009) y a la mejor adaptación (2008 y 2013).

Su teatro ha sido puesto en escena en Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Chile, Colombia, Corea, Costa Rica, Croacia, Cuba, Dinamarca, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Israel, Italia, México, Noruega, Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Serbia, Suiza, Ucrania, Uruguay y Venezuela, y traducida a los idiomas alemán, árabe, búlgaro, catalán, coreano, croata, checo, danés, esperanto, estonio, euskera, francés, gallego, griego, hebreo, húngaro, inglés, italiano, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, serbio, turco y ucraniano.

Su obra El chico de la última fila ha sido adaptada al cine por Françios Ozon en la película Dans la maison (Concha de Oro a la mejor película y Premio del Jurado al mejor guion en el Festival de San Sebastián 2012).







Bibliografía: 

Breve introducción sobre vida y obra de Juan Mayorga en: La paz perpetua.





Violencia y poder: La paz perpetua. Parte II


Refiriéndonos ahora al poder y al individuo, podemos observar que el Humano, el único personaje sin nombre en la obra, es el que lleva a cabo el discurso moral sobre la necesidad del mal en la última parte del drama, sin haber mencionado palabra ninguna hasta ese momento.

Humano - […] Nos jugamos la seguridad de los trabajadores del K7.. Las vidas de los ciudadanos que hemos jurado proteger. La supervivencia de nuestro mundo. Necesitamos saber que comprender eso, que es todo un mundo lo que defendemos: personas, pero también convicciones, principios. En el puesto que le asignemos, en cada misión, el elegido combatirá no solo por nuestras vidas, sino también por nuestros valores más profundos. Necesitamos estar seguros de eso, frente a lo que todo lo demás- su olfato, su fuerza...- apenas tiene importancia.



Sin embargo, el Humano con su discurso no quiere motivar a los perros sino que sean conscientes de la paradoja que se sobreentiende a la situación que se enfrentan en esta última prueba.

El Humano hace esta última consideración:

Humano -Antes de tomar una decisión, queremos señores, que compartan nuestras dudas. Quizá ese hombre realmente no sepa nada. Y aunque sepa, si lo tocamos, si tocamos a ese hombre, si tocamos a ese hombre desarmado, ¿no justificaremos su tenebrosa visión del mundo? ¿En qué nos distinguiremos de él, si despreciamos la ley? Si ese hombre no tiene derechos, ¿no están también los míos en peligro, los de todos los hombres, la democracia? Luchamos por valores. Sin embargo, personas inocentes pueden estar a punto de morir.

Este discurso hace que John-John se sienta aturdido y necesite una orden clara y concisa para cumplir con su deber de buen perro.

Tras esto, Odín y John-John, arrastrados por el odio pesimista y la necesidad de cumplir órdenes sin diferenciar la malicia de la bondad, intentan atacar al supuesto terrorista, en el momento en que el Humano les dice que paren, debido a que esa prueba era exclusivamente para Enmanuel, ya que fue el único que había demostrado, en las entrevistas que Casius les hacia a cada uno, sentimientos reales hacia un humano y bondad.

Todo lo que buscan los del K7 estaba en Enmanuel: un corazón sabio.


Tanto el Humano como Casius esperan a que Enmanuel reaccione, pero éste expresa lo siguiente:

Enmanuel -Usted lo ha dicho: si tocamos a ese hombre, justificaremos su tenebrosa visión del mundo. Usted lo ha dicho: ¿en qué nos distinguiremos de él, si despreciamos la ley? Si ese hombre no tiene derechos, también los suyos están en peligro. Los de todos los hombre, la democracia. Luchamos por valores.


La acción es terminada con la insistencia de Enmanuel al querer hablar con el supuesto terrorista en vez de atacarlo para así saber si es cierto que tiene información privilegiada y no recurrir a la violencia como única salida. Pero no le es permitido debido a que la violencia acaba con su vida ayudada por Odín y John-John.

La intervención de la autoridad en el caso del hombre prisionero que deben matar uno de los tres perros protagonistas es, de por sí, marcada por un acto violento, pero decide sobre la vida suspendiendo la ley.

Esta obra abre el debate que sitúa al terrorismo como la mayor amenaza para preservar los valores del sistema democrático y, por lo mismo, como lo que nos aleja definitivamente de la posibilidad de disfrutar de la paz utópica soñada por Kant.


Terminamos con una cita del mismo autor, Juan Mayorga:


“Lo que se nos está

proponiendo finalmente es

una revisión de valores que

hasta hace poco parecían

incuestionables. Si La paz

perpetua da que pensar en

torno a todo esto y genera

conversación y controversia,

habrá merecido la pena

escribirla.”




Bibliografía:

Lectura de La paz perpetua, de Juan Mayorga.

Terrorismo y violencia en La paz perpetua (campus virtual) 


ttp://cdn.mcu.es/wp-content/uploads/2012/08/40-LA-PAZ-PERPETUA-07-08.pdf





Simbolismo en la obra Lorquiana




Podemos empezar analizando los numerosos símbolos ligados a la vida y a la muerte, a la fatalidad de la misma:

A lo que acontece, nombramos los objetos que Lorca utiliza como símbolos de violencia en su obra, que son la navaja, el cuchillo y el puñal, instrumentos ligados a sacrificios en las religiones arcaicas.


Madre:

Y apenas cabe en la mano.

pero que penetra frío

por las carnes asombradas

y allí se para, en el sitio

donde tiembla enmarañada

la oscura raíz del grito.

(Las vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran.)



La corona de azahar, que se convierte en corona de espinas, de una especie de sacrificio para la Novia que se la coloca en el momento en que va a ser casada con el Novio. También alude a la clausura, el encierro del que no puede escapar nuestra protagonista femenina.




Criada: El azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca  sobre el peinado. (Le prueba un ramo de azahar.)

Novia: (Se mira en el espejo) Trae. (Coge el azahar y lo mira y deja caer la cabeza abatida.)

Criada: ¿Qué es esto?

Novia: Déjame.



Otro elemento fundamental en la obra es La Luna, símbolo que rige el nacimiento y la muerte. Es la receptora de la vida, símbolo de la fecundidad universal y también algo destructor.

Luna:




Cisne redondo en el río, 

ojo de las catedrales,

alba fingida en las hojas

soy; ¡no podrán escaparse!

¿Quién se oculta? ¿Quién solloza

por la maleza del valle?

La luna deja un cuchillo

abandonado en el aire,

que siendo acecho de plomo

quiere ser dolor de sangre.

¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada

por paredes y cristales!

¡Abrid tejados y pechos

donde pueda calentarme!

¡Tengo frío! Mis cenizas

de soñolientos metales

buscan la cresta del fuego

por los montes y las calles.

Pero me lleva la nieve

sobre su espalda de jaspe,

y me anega, dura y fría,

el agua de los estanques.

Pues esta noche tendrán

mis mejillas roja sangre,

y los juncos agrupados

en los anchos pies del aire.

¡No haya sombra ni emboscada.

que no puedan escaparse!

¡Que quiero entrar en un pecho

para poder calentarme!

¡Un corazón para mí!

¡Caliente!, que se derrame

por los montes de mi pecho;

dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.)

No quiero sombras. Mis rayos

han de entrar en todas partes,

y haya en los troncos oscuros

un rumor de claridades,

para que esta noche tengan

mis mejillas dulce sangre,

y los juncos agrupados

en los anchos pies del aire.

¿Quién se oculta? ¡Afuera digo!

¡No! ¡No podrán escaparse!

Yo haré lucir al caballo

una fiebre de diamante.



Elemento importante es también La sangre, vehículo de la pasión, del instinto de la muerte. Calor vital y corporal.



Mendiga:

Flores rotas los ojos, y sus dientes

dos puñados de nieve endurecida.

Los dos cayeron, y la novia vuelve

teñida en sangre falda y cabellera.

Cubiertos con dos mantas ellos vienen

sobre los hombros de los mozos altos.

Así fue; nada más. Era lo justo.

Sobre la flor del oro, sucia arena.



El río y El Agua que simbolizan el fluir de la vida, la purificación del alma.

Podemos citar también a la madre, simbolizada como La Tierra que es la función maternal, la fecundidad.

Seguiremos nuestros análisis de símbolos centrándonos en los que aluden a la propia naturaleza a los seres vivos que en ella hay: 


Como principal símbolo de este grupo, destacamos El Caballo, en el que Leonardo es identificado por representar la virilidad, la pasión erótica y la masculinidad. Es también un presagio de muerte, pero también alude al sexo. 


Leonardo:

¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!

Porque yo quise olvidar

y puse un muro de piedra

entre tu casa y la mía.

Es verdad. ¿No lo recuerdas?


 Y cuando te vi de lejos

me eché en los ojos arena. 


Pero montaba a caballo

y el caballo iba a tu puerta.

Con alfileres de plata

mi sangre se puso negra,

y el sueño me fue llenando

las carnes de mala hierba.


Que yo no tengo la culpa,

que la culpa es de la tierra

y de ese olor que te sale 

de los pechos y las trenzas.


La Serpiente es símbolo de traición, de malicia, pecado y envidia.

El Toro es otro de los animales que se identifica con la fuerza del hombre. Aunque en algunos ritos es sacrificios de muerte.

La Paloma simboliza a la mujer, la pureza, la bondad, la inocencia... .


En cuanto a plantas, podemos citar hasta ocho clases que simbolizan a algún aspecto de la obra:


El Laurel que simboliza la eternidad, la inmortalidad del hombre. Arbusto consagrado a Apolo. Simboliza también la corona de laurel que otorgaban a los vencedores de carreras en la antiguedad clásica por la victoria conseguida.


Criada: (La besa entusiasmada y baila alrededor)


Que despierte


con el ramo verde 

del laurel florido.




¡Que despierte


por el tronco y la rama


de los laureles!



La Adelfa y El Musgo
simbolizan la muerte.

La Dalia simboliza la paz, la armonía y la tranquilidad.

El Jazmín es la flor de la Virgen maría, es decir, simboliza la pureza de la mujer.

El Geranio señala la erección del hombre, símbolo de masculinidad.


Dos hombres que eran dos geranios.


La rosa es símbolo de amor, de pasión, de regeneración.

Y por último, las flores secas que aluden a una muerte próxima:




Leñador 3: 

¡No cubras de flores la boda!

Leñador 2:

¡Ay triste muerte!

Deja para el amor la rama verde

Leñador 1:

¡Ay muerte mala!

¡Deja para el amor la verde rama!

Para terminar con la simbología en la obra Lorquiana, hay que hacer una breve aclaración sobre los colores que en ella aparecen como el color amarillo, símbolo de muerte; el color verde, que alude a la vegetación, a la fatalidad y a una muerte amarga; y, por último, el blanco, color que simboliza la pureza.


Bibliografía: Apuntes de Álvarez de Miranda (simbología de Lorca)


















Violencia y poder en la obra Lorquiana


La violencia en la obra Bodas de sangre se muestra a través de las peleas entre los personajes masculinos, como la de Leonardo y el Novio, para demostrar la valentía y el honor. Esto es el eje central de la obra ya que está enmarcada en una sociedad decadentista y totalmente machista, en donde el hombre es el núcleo central de la familia, el que defiende la honra de tal y la propia a base de peleas hasta la muerte. 


Si las peleas son a causa de infidelidad o por el amor de una mujer, éste será aún mejor considerado si mata a su contrincante para llevarse el amor de la figura femenina.

En este aspecto, la mujer es meramente una sufridora en primera persona.



Novia:

Con los dientes,

con las manos, como puedas.

quita de mi cuello honrado

el metal de esta cadena,

dejándome arrinconada

allá en mi casa de tierra.

Y si no quieres matarme

como a víbora pequeña,

pon en mis manos de novia

el cañón de la escopeta.

¡Ay, qué lamento, qué fuego

me sube por la cabeza! 


¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!


En cuanto al poder mostrado en la obra, hay varios conceptos que deberán ser tomados en cuenta al hablar de tal:

- Tanto el Novio como la Novia pertenecen a familias ricas, adineradas:


Muchacha: Llegó el novio a la tienda y ha comprado todo lo mejor que había.

Suegra: ¿Vino solo? 

Muchacha: No, con su madre. Seria, alta. (La imita) Pero ¡qué lujo!

Suegra: Ellos tienen dinero.

Muchacha: ¡Y compraron unas medias caladas!... ¡Ay, qué medias! ¡El sueño de las

mujeres en medias! Mire usted: una golondrina aquí (Señala el tobillo.), un barco aquí

(Señala la pantorrilla.) y aquí una rosa. (Señala el muslo.)

Suegra: ¡Niña!
Muchacha: ¡Una rosa con las semillas y el tallo! ¡Ay! ¡Todo en seda!

Suegra: Se van a juntar dos buenos capitales.



- También podemos observar el poder en el carácter varonil de los hombres en la obra, al culminar esta pieza teatral con una pelea que acaba en muerte.

- El poder del cuchillo nombrado varias veces en boca de la Madre a lo largo de la obra es el causante del trágico final:

Madre: (Entre dientes y buscándola) La navaja, la navaja... 
Malditas sean todas y el bribón que las inventó.



Bibliografía:


Lectura de Bodas de sangre, de Federico García Lorca.


















Violencia y poder: Los niños perdidos


La obra está totalmente vinculada al poder y, sobre todo, a la violencia ya que la trama se desarrolla durante la Posguerra española.



En la obra de la escritora Laila Ripoll, se trata una historia enmarcada en el final de la Guerra Civil española y, por consiguiente, la posguerra: Los niños perdidos.


Se denuncia el maltrato de cuatro niños huérfanos que sufren al quedarse sin el cariño de sus seres queridos y sin nada con lo que mantenerse. Además, reciben el maltrato psicológico y físico de una monja hasta llevarlos a la muerte.

Al final de la obra se descubre que todo es un sueño de uno de los niños huérfanos, de Tuso concretamente, y que los demás ya habían muerto debido a los maltratos mencionados anteriormente. Todo esto sucede durante la Posguerra española, en un desván de un orfanato.

Los temas que se tratan en dicha obra son la privación de la libertad (simbolismo con el desván), la violencia física y psicológica, pérdida de la identidad de los niños al quitarles los apellidos, la situación de los niños de padres republicanos después de la Guerra Civil española... .


Los personajes de esta obra son:

Tuso: Todo lo que pasa es recuerdo suyo, y aparece como una persona adulta. No actúa como un niño chico, queriendo evitar peleas de sus amigos y consolando a Cucachica.

Lázaro: Es el niño más inteligente, es el primero en creer que son solo un recuerdo de Tuso. Murió como Marqués, después de una paliza de la monja y encerrados en un desván. Tiene algún recuerdo de sus padres.

Cucachica: Es el más pequeño y sensible de los niños. Cuando juegan a los trenes, cuenta su impactante historia en el vagón del tren, donde ve morir a muchos niños, meaban encima de los muertos, pasaban hambre... .

Marqués: Es un niño que parece provenir de una familia adinerada, pero también republicana.

Sor: Insulta a los niños, humillándolos y despreciando su sangre. Resulta que es Tuso que la imita, y al final se descubre que está muerta y que mató a tres de los niños:

Sor -[...] Salvajes que estáis sin civilizar. ¡Desgraciados! ¡Cómo se nota la sangre que lleváis! [...]
¡Hijos del demonio! ¡!Anticristos! Esperad, esperad a que os encuentre y ya veréis lo que es bueno.


El tema de la violencia, como ya hemos dicho anteriormente, es el tema que marca la trama de la obra, la cual puede apreciarse en las conversaciones que tienen los huérfanos unos con otros después de haber recibido las palizas de la monja:

Cuca -Yo no quiero que me vuelvan a tirar por la ventana.


[...]

Cuca -Y a mí me dieron una paliza que me marcaron la suela de las zapatillas y me encerraron aquí otra vez por haberme hecho pis.

El bombardeo de los aviones hace que los niños se asusten y que hagan una piña contra el miedo al escuchar las explosiones.

También se muestra en las peleas que éstos tienen entre sí:

Marqués - ¡Enano de los cojones, meón de mierda!

El hambre y la falta de libertad es algo que los niños huérfanos ansían con desesperación.

Esto provoca el desgaste psicológico y hace que inventen juegos para así dejar al lado el sufrimiento, aunque indirectamente ese sufrimiento viene de nuevo a la mente de los niños:

Cuca -¿Y si jugamos a los trenes, que es muy emocionante? [...]

Tuso: A mi sí me gusta. 



[...]

Lázaro - ¡Atención, atención! ¡Próxima estación: Venta de Baños, parada de dos días por avería en la locomotora!

Cuca - ¿Y mi mamá? ¿Dónde está mi mamá?




El poder de la iglesia juega un papel fundamental en la sociedad en la que viven estos niños:




Tuso - Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar
y la Virgen concebida
sin pecado original.
Con pureza de conciencia
dignamente preparado
recibirás con frecuencia
a Jesús Sacramentado.



De este modo podemos percibir que el personaje que tiene el poder principal en la trama es la monja, Sor.



Bibliografía:

Lectura de Los niños perdidos, Laila Ripoll.

martes, 24 de junio de 2014

Violencia y poder: La paz perpetua. Parte I


“La paz perpetua habla menos del terrorismo que de los dilemas 
que la lucha contra el terrorismo nos plantea. Es una revisión de valores que hasta hace poco parecían incuestionables.” 
Juan Mayorga


Esta obra, del escritor Juan Mayorga, ofrece una reflexión sobre el tratado del mismo nombre del filósofo, sociólogo, metafísico y crítico alemán Inmanuel Kant, que en 1795 ya hablaba de la paz no como una utopía sino como una posibilidad real.

La obra presenta a cuatro perros y un humano, quienes aportan elementos para reflexionar acerca de los límites de la violencia y la justicia con el objeto de conservar el orden establecido. El autor explica que ha elegido como protagonistas a tres perros ya que las mejores enseñanzas que hemos obtenido a lo largo de la historia han sido a través de las fábulas, protagonizadas por animales, las cuales terminan con una moraleja, breve pero llena de sabiduría.

La paz perpetua tiene como protagonistas a cuatro perros a los 


que el autor ha investido de características humanas en cuanto a 


su capacidad de razonar y sentir. 

"Que los personajes sean perro y hombre es una propuesta imaginativa del autor que hemos resuelto en escena con un concepto clave que fue el detonante; no son perros, son canes bípedos"
José Luis Gómez


Odín, un Rottweiler impuro, poseedor de un gran olfato, con un historial de supervivencia en las calles, una vida dura que hace de este perro un cínico mercenario que se vende al mejor postor.

John-John, un cruce de varias razas, un perro con estudios profesionales de alto nivel, diseñado especialmente para destacar en actividades anti-terroristas. Joven, ágil y fuerte, es también inexperto e ignorante.

Y por último, tenemos a Enmanuel, un perro pastor alemán que se desempeña como guía de Isabel, una joven ciega, estudiante de filosofía, quien es asesinada en un acto terrorista. Es un animal reflexivo y cita a Kant, Pascal y otros filósofos y trae a discusión la existencia de Dios y la libertad.

Los tres perros son evaluados por un Humano y Casius, un perro que ha logrado sobrevivir a toda clase de combates. Disfruta de una competencia para obtener un collar blanco, que significa la aceptación de entrada a un grupo anti-terrorista (K7).

Discuten temas como libertad, democracia y derechos humanos, entre otros.




En relación al tema que nos compete, que es la violencia en esta obra, en primer lugar hay que darle un papel principal al lenguaje utilizado en la obra, que hace que ésta sea más palpable desde el comienzo de la acción y que dé pie a situaciones de agotamiento y de desesperación que provoquen el mal humor entre los personajes caninos: Odín, Enmanuel y John-John.

Este lenguaje utilizado caracteriza a cada personaje y a las situaciones dramáticas y los argumentos que hacen que éstas se desarrollen. En la obra entran en conflicto dos discursos morales, abordados por Enmanuel y el humano, los cuales no serían justificables de no existir la propia realidad, la vida representada, las experiencias vividas, es decir, que la necesidad del mal está justificada por la existencia de un lenguaje que pide un escape de las normas que quieren ser infringidas momentáneamente. Esta forma de expresarse y de pensar se tienen tanto en cuenta a la hora de las entrevistas que realiza Casius como las cualidades caninas de nuestros protagonistas para entrar en el K7, pues reproducen verbalmente las razones de la existencia de un núcleo anti-terrorista con sus propias vivencias antes de llegar al K7.

El terrorismo viene dado por la violencia misma. Enmanuel representa al sector de la sociedad que ha sufrido un ataque terrorista, y así lo demuestra en su entrevista con Casius al recordar el accidente de su fiel y amiga Isabel:

[...] No me separé de ella hasta que llegó su padre. Al verlo allí, abrazando a Isabel, abrazado a lo que quedaba de Isabel, me juré que tenía que hacer algo. [...] No quiero quitarme esa imagen de la cabeza. No quiero olvidar

Ya desde el comienzo de la acción se observa el enfrentamiento entre Odín y Enmanuel al tener diferentes formas de pensar y lenguajes:

Enmanuel -¿Puedes ayudarme, amigo? Estoy enfermo.


Odín -Ni yo soy tu amigo ni tú estás enfermo. […]Nos drogaron. Es lógico.


Enmanuel -¿Qué es lógico? ¿Que nos droguen?


Odín -No quieren que sepas dónde estás. Es lógico.


[…]


Enmanuel -Mi nombre es Enmanuel.


Ofrece su mano a ODÍN que la ignora.


Se observa cómo Odín es frío y prefiere guardar una lejanía emocional con su contrincante ya que está en un lugar en el que o sales vencedor o mueres, tal y como le dice a su otro contrincante John-John:

Sólo el ganador saldrá de aquí, con un collar blanco […] dos seremos convertidos en salchichas.
Odín piensa que los perdedores no saldrán vivos de allí ya que no permitirán que salgan a contar al mundo lo que han vivido y visto.

También vemos cómo Odín crea esa reacción violenta en John-John diciéndole nada más despertarse que no pise su zona:

John-John -Mira dónde pones la cola. ¿No ves las marcas?


Odín -¿Te refieres a eso? ¿Cómo te atreves a poner marcas en mi zona?


[…]

John-John: Voy a contar hasta tres. Luego voy a limpiar mi zona. Voy a sacar de mi zona toda la basura que encuentre.


Después cada prueba, Odín intenta ridiculizar a su contrincante con apelativos humillantes como “princesa” o “corazón”, y también intenta hacer un pacto con Enmanuel para acabar con John-John:

[...]

Odín - […] A ese tío le sobra músculo, pero tiene menos calle que Venecia. Entre tú y yo vamos a convencer a ese primavera de que este no es lugar para un campeón como él. Que podría forrarse en esos concursos de belleza para perros maricones. […] ¿Qué me dices?

Enmanuel -Que gane el mejor. Si John-John es el mejor, debe ganar él.


Observamos en este diálogo que Enmanuel quiere ser justo y no entrar al trapo de lo que Odín le propone para sabotear a John-John.

Odín, más tarde lo intentará de nuevo pero esta vez con John-John, alegando que los insultos que él mismo ha dicho los refirió Enmanuel de él.


A continuación, después de la segunda prueba en la que les hacen varias preguntas y una de ellas consiste en definir el terrorismo, Odín le comenta a John-John que la ha dejado en blanco, ya que le parece una trampa del ser humano para así eliminar a alguno de los tres perros. Aunque después de observar el lenguaje y los comportamientos que utiliza Odín, sabemos que no hubiera sido eliminado en el caso en el que hubiera definido el concepto terrorismo. Hemos comprobado que una de sus cualidades es estar en alerta de cualquier peligro, en este caso, los contrincantes que tiene para conseguir el collar blanco y entrar en el K7, y esta es la principal cualidad que este grupo anti-terrorista busca entre sus trabajadores.

Sin embargo, el lenguaje utilizado por John-John muestra a un ser incapaz de pensar con autoridad, y esto se observa en las repeticiones de palabras, intentando memorizarlas, ya que él necesita convertir en acción el pensamiento:


John-John - ¿Y? ¿Quién ha ganado? ¿Cuánto más tendremos que esperar? Me prepararon para la acción, no para estar esperando.


En otro nivel comunicativo se ubica Enmanuel quien, por medio de su lenguaje, intenta recrear el mundo coherentemente. La apuesta comunicativa de Enmanuel se basa en la confianza del individuo con su propia responsabilidad en cuanto a pensar y actuar.

Enmanuel es capaz de ver las intenciones y actitudes malas en las palabras de Odín y desenmascarar su mecanismo comunicativo o nivel comunicativo se ubica Enmanuel quien, por medio de su lenguaje, intenta recrear el mundo coherentemente. La apuesta comunicativa de Enmanuel se basa en la confianza del individuo con su propia responsabilidad en cuanto a pensar y actuar.

Enmanuel -Si hubieses visto la sangre de los inocentes, no hablarías como hablas.


Odín -No conozco a nadie inocente.


Enmanuel -Eres un cínico. […]


Odín -<<Cínico>> Me gusta. Suena bien: <<Odín, el cínico>>.


Enmanuel -A ti no te han querido mucho, ¿eh?



Bibliografía:

Lectura de La paz perpetua, Juan Mayorga.