miércoles, 25 de junio de 2014

Violencia y poder: Los niños perdidos


La obra está totalmente vinculada al poder y, sobre todo, a la violencia ya que la trama se desarrolla durante la Posguerra española.



En la obra de la escritora Laila Ripoll, se trata una historia enmarcada en el final de la Guerra Civil española y, por consiguiente, la posguerra: Los niños perdidos.


Se denuncia el maltrato de cuatro niños huérfanos que sufren al quedarse sin el cariño de sus seres queridos y sin nada con lo que mantenerse. Además, reciben el maltrato psicológico y físico de una monja hasta llevarlos a la muerte.

Al final de la obra se descubre que todo es un sueño de uno de los niños huérfanos, de Tuso concretamente, y que los demás ya habían muerto debido a los maltratos mencionados anteriormente. Todo esto sucede durante la Posguerra española, en un desván de un orfanato.

Los temas que se tratan en dicha obra son la privación de la libertad (simbolismo con el desván), la violencia física y psicológica, pérdida de la identidad de los niños al quitarles los apellidos, la situación de los niños de padres republicanos después de la Guerra Civil española... .


Los personajes de esta obra son:

Tuso: Todo lo que pasa es recuerdo suyo, y aparece como una persona adulta. No actúa como un niño chico, queriendo evitar peleas de sus amigos y consolando a Cucachica.

Lázaro: Es el niño más inteligente, es el primero en creer que son solo un recuerdo de Tuso. Murió como Marqués, después de una paliza de la monja y encerrados en un desván. Tiene algún recuerdo de sus padres.

Cucachica: Es el más pequeño y sensible de los niños. Cuando juegan a los trenes, cuenta su impactante historia en el vagón del tren, donde ve morir a muchos niños, meaban encima de los muertos, pasaban hambre... .

Marqués: Es un niño que parece provenir de una familia adinerada, pero también republicana.

Sor: Insulta a los niños, humillándolos y despreciando su sangre. Resulta que es Tuso que la imita, y al final se descubre que está muerta y que mató a tres de los niños:

Sor -[...] Salvajes que estáis sin civilizar. ¡Desgraciados! ¡Cómo se nota la sangre que lleváis! [...]
¡Hijos del demonio! ¡!Anticristos! Esperad, esperad a que os encuentre y ya veréis lo que es bueno.


El tema de la violencia, como ya hemos dicho anteriormente, es el tema que marca la trama de la obra, la cual puede apreciarse en las conversaciones que tienen los huérfanos unos con otros después de haber recibido las palizas de la monja:

Cuca -Yo no quiero que me vuelvan a tirar por la ventana.


[...]

Cuca -Y a mí me dieron una paliza que me marcaron la suela de las zapatillas y me encerraron aquí otra vez por haberme hecho pis.

El bombardeo de los aviones hace que los niños se asusten y que hagan una piña contra el miedo al escuchar las explosiones.

También se muestra en las peleas que éstos tienen entre sí:

Marqués - ¡Enano de los cojones, meón de mierda!

El hambre y la falta de libertad es algo que los niños huérfanos ansían con desesperación.

Esto provoca el desgaste psicológico y hace que inventen juegos para así dejar al lado el sufrimiento, aunque indirectamente ese sufrimiento viene de nuevo a la mente de los niños:

Cuca -¿Y si jugamos a los trenes, que es muy emocionante? [...]

Tuso: A mi sí me gusta. 



[...]

Lázaro - ¡Atención, atención! ¡Próxima estación: Venta de Baños, parada de dos días por avería en la locomotora!

Cuca - ¿Y mi mamá? ¿Dónde está mi mamá?




El poder de la iglesia juega un papel fundamental en la sociedad en la que viven estos niños:




Tuso - Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar
y la Virgen concebida
sin pecado original.
Con pureza de conciencia
dignamente preparado
recibirás con frecuencia
a Jesús Sacramentado.



De este modo podemos percibir que el personaje que tiene el poder principal en la trama es la monja, Sor.



Bibliografía:

Lectura de Los niños perdidos, Laila Ripoll.

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